Cambio de estación y salud de la piel

Al igual que el tiempo cambia cada estación, también lo hace la piel. A continuación te explicamos cómo crear un régimen de cuidado de la piel de transición para prepararte y adaptarte al cambio estacional.

Un simple cambio estacional puede pasar factura a tu piel, independientemente de su nivel de nutrición, es decir, de si tu piel es grasa, seca o mixta. Sin embargo, hay muchas formas de adaptarse a estos cambios, de modo que puedes ajustar tu régimen (incluidos ciertos hábitos y comportamientos) para adelantarte a las previsiones. Estos cambios se acentúan si eres de los que practicas deporte, sin importar si lo haces al aire libre, en casa o en un gimnasio.

Sigue leyendo para saber cómo cambia la piel con el tiempo y cómo puedes corregir el rumbo de forma proactiva.


Presta atención a la temperatura y la humedad

Ésta es la forma más fácil de predecir lo que le ocurrirá a tu piel en cada estación: Presta atención al calor y a la humedad (o a la falta de ambos). Además, a menudo se habla de estas dos cosas indistintamente. Por ejemplo, cuanto más frío hace, más seco se vuelve el aire. Y como el aire quiere sacar humedad de algún sitio, de cualquier sitio, extrae la humedad de tu piel, incluido el cuero cabelludo. Así, te conviertes en un producto del medio ambiente: Tan seco como el aire que te rodea. 

Sin embargo, cuando hace calor, puedes experimentar calor seco o calor húmedo. Si es seco, es probable que tu piel encuentre la forma de adaptarse a él, a menos que te adelantes al problema. Por otro lado, la humedad es más o menos estupenda para tu piel, aunque te parezca un sofocón. Cuanta más humedad hay en el aire, más elástica y tersa se vuelve la piel; por eso muchos de nosotros decimos que en verano tenemos "el mejor cutis". En cualquier caso, el aumento del calor puede provocar una mayor sudoración, que a su vez deshidrata el cuerpo. 

En segundo lugar, nuestra propensión a meternos en la piscina o en el agua del mar en verano también puede deshidratar la piel, así que hay que tener en cuenta todo tipo de factores veraniegos. Por otra parte, en el otro extremo del espectro, el frío invierno puede incitarnos a tomar largas duchas o baños calientes, y es el agua caliente la que deshidrata la piel mucho más que el agua fría o templada.

Cuanto más se habla de estas cosas, más se siente uno como si estuviera hablando en círculos. Pero al mismo tiempo, se va perfilando un panorama más amplio: La temperatura y los niveles de humedad desempeñan un papel muy importante en nuestra piel. (Y en nuestro pelo, también).

Cómo adaptar tu rutina de cuidado de la piel a las estaciones del año

Éstas son las reglas básicas para el cuidado de la piel durante la transición (y también del cabello, ya que el cuero cabelludo también se ve afectado). Estos consejos mantendrán tu piel suave y flexible durante todo el año.

  1. Para la humedad: Mantén un régimen de cuidado de la piel ligero (probablemente con una crema hidratante con SPF durante el día y una crema hidratante en gel por la noche) y utiliza un limpiador suave si te lavas la cara varias veces al día. Tu piel debería tener pocos o ningún problema para mantenerse hidratada por sí sola, pero ten en cuenta cualquier esfuerzo para contrarrestar el aire denso (como aires acondicionados o deshumidificadores). Éstos crean un ambiente seco en el interior de la casa, lo que a su vez puede provocar efectos de sequedad en la piel similares a los del invierno. Lávate el pelo con más frecuencia, pero aún más importante, acondiciónalo a diario para ayudar a protegerlo de la humedad que causa el encrespamiento.
  1. Para el sol: FPS 30+, sin peros. Debes proteger tu piel del sol todos los días, a cualquier hora del día. Lo más probable es que, si hace calor o vas a estar mucho tiempo al aire libre, quieras mantener el SPF ligero. Para estos casos, utiliza una crema hidratante facial con SPF específico, para "matar dos pájaros de un tiro" sin tener que añadir un protector solar sobre tu crema hidratante diaria. Ayuda a la piel a recuperarse tras un largo día al sol con una mascarilla facial calmante e hidratante. También puedes añadir un poco de hidratante con SPF a tu bálsamo labial en verano, para asegurarte de no quemarte los labios con el sol.
  1. Para el aire seco: La crema hidratante es esencial para ayudar a retener la humedad dentro de la piel y evitar la deshidratación del aire circundante. Utiliza una crema hidratante con SPF durante todo el año, pero ponte un gel hidratante durante el día en invierno para conseguir una doble dosis de hidratación y protección frente a los rayos UV. Tu régimen nocturno también debe contar con una crema hidratante fiable, para que puedas sellar la piel mientras duermes. Este es uno de los momentos más comunes en los que la piel se ve comprometida, y quizás más notablemente, la fina y delicada piel de los labios. Por lo tanto, aplícate bálsamo labial durante toda la temporada (¡especialmente por la noche!) y considera la posibilidad de dormir con un humidificador en el dormitorio para asegurar aún más la retención de humedad en la piel.

Y, aunque es importante enjuagarse el cabello y el cuero cabelludo antes de acostarse, recomendamos utilizar el champú acondicionador por la mañana, para ayudar a restablecer el cuero cabelludo y las hebras cada día, y para ayudar a conseguir un cabello cooperativo y listo para peinar cada día de la estación seca. (Por no mencionar que previene el picor y la descamación del cuero cabelludo).

  1. Para nadar en verano: Si vas a darte un chapuzón en la piscina o en el mar, utiliza un limpiador corporal hidratante para eliminar cualquier resto químico o residuo, seguido, por supuesto, de una mascarilla facial calmante o un gel hidratante. Ambas situaciones pueden resecar la piel tras una inmersión prolongada. Ah, y sabemos que estás al tanto de tu protección solar entre chapuzón y chapuzón, y también de tu régimen de cuidado del cabello después de nadar. El agua salada y los productos químicos pueden pasar factura tanto a la piel como al cabello.
  1. Para el calor: Consulta los consejos anteriores sobre el aire seco frente a la humedad, en función del tipo de calor que estés experimentando. En cualquier caso, asegúrate de que la ropa sea ligera para evitar una sudoración añadida e innecesaria. Una crema hidratante con FPS de rápida absorción durante el día y un limpiador de arcilla suave serán tus mejores amigos todos los días (y probablemente varias veces al día, ya que los dermatólogos recomiendan reaplicar el FPS cada dos horas). Otro buen hábito: Duchas frescas y cortas. Te refrescarán pero no comprometerán los niveles de hidratación de tu piel. 
  1. Para el frío: Recuerda que los días fríos tienden a ser más secos que los cálidos, así que asegúrate de mantener la piel hidratada durante el día y/o por la noche. La calefacción  también puede resecar la piel, así que no está de más encender el humidificador si vas a pasar frío en un futuro próximo. Resiste las ganas de darte duchas largas y calientes, ya que también pueden resecar mucho la piel. Asegúrate de que la temperatura sea suave y de que la ducha sea corta, mientras utilizas un jabón corporal y un limpiador hidratantes para mantenerte fresco y preservar la nutrición de la piel. Utiliza acondicionador a diario (y champú cada dos días, como mínimo) para mantener el cabello y el cuero cabelludo nutridos a pesar de las bajas temperaturas. Así evitarás los picores y la descamación, así como el pelo seco y apelmazado.

¿Eres de los que no sueltas los esquís durante toda la temporada de invierno?Nuestro artículo sobre los cuidados de la piel en invierno te interesa sí o sí.

  1. Para días nublados o grises: La principal variable aquí, independientemente de la temperatura y los niveles de humedad es el protector solar de día, especialmente en la cara. Esto se debe a que los rayos UV pueden atravesar las nubes y seguir causando sus daños de "fotoenvejecimiento" en la piel durante todo el invierno. Piensa en todos los días de invierno que has pasado cerca de una ventana, en las pistas de esquí o yendo al trabajo, en los que deberías haberte protegido de los rayos UV pero no lo hiciste. Ahora es el momento de corregir el rumbo.