Exposoma: cómo los agentes externos pueden dañar tu piel sin que te des cuenta

Nuestra piel es el más fiel reflejo de nuestra trayectoria vital. Envejece con el paso de los años, pierde firmeza y elasticidad, se apaga cuando no nos hidratamos bien, se irrita con los factores ambientales y refleja nuestros estados de ánimo. Esta es, de algún modo, la base del concepto de exposoma.

Tal vez no hayas oído hablar nunca de este término porque es relativamente nuevo, nació en 2005 de la mano de Christopher P. Wild, un prestigioso investigador del cáncer. Sin embargo, seguro que en algún momento te has parado a analizar su significado sin saberlo.

 

¿Qué es el exposoma?

De una manera muy sencilla, el exposoma engloba esos factores externos a los que estamos sometidos desde que nacemos y que influyen directamente en nuestra salud. Para que te hagas una idea de su importancia, los investigadores señalan que la genética solo explicaría el 25 % de las enfermedades crónicas. El resto, depende directamente de esos factores ambientales.

¿Cuáles son? El exposoma nos habla de 7, algunos de los cuales tienen una incidencia muy directa en el estado y salud de nuestra piel: la radiación solar, la polución, el tabaco, las altas temperaturas, la alimentación, el estrés y la falta de sueño.

Entre otras consecuencias, todos estos factores aceleran el proceso de envejecimiento celular y facilitan el ataque de los radicales libres. Y nuestra piel es especialmente sensible a ellos, por eso es tan importante cuidarse por fuera y por dentro. Toma nota.

Cómo atacan esos factores ambientales a nuestra piel

Todos los factores que componen el exposoma van a dejar su huella en nuestra piel, mucho más si no la protegemos de la manera adecuada. Pero cada uno de ellos actúa de una forma diferente:

  1. Radiación solar: si te gusta practicar deportes al aire libre, sabes perfectamente la importancia que tiene proteger la piel. El sol es el principal responsable del envejecimiento de la piel, de la aparición prematura de arrugas y manchas y, en última instancia, del cáncer. Por ese motivo, nunca debes salir al exterior sin haber aplicado un buen protector por toda la superficie expuesta.
  2. Contaminación: las partículas en suspensión se adhieren a nuestra dermis y la impiden oxigenarse e hidratarse bien. No solo eso, sino que favorecen la aparición de manchas y de arrugas por la pérdida de elasticidad de la piel. Por ello, se le considera un factor clave del exposoma.
  3. Tabaco: si eres deportista, seguro que no es uno de tus hábitos, pero recuerda que estar cerca de fumadores también es dañino. El tabaco altera el flujo sanguíneo en la piel, frena la llegada de nutrientes a ella y dificulta la producción de colágeno. Es decir, provoca un envejecimiento prematuro.
  4. Temperaturas: el calor intenso también afecta a nuestra piel, ya que provoca daño oxidativo y altera la vascularización. Además, en las zonas más expuestas se produce una reacción por la que la elastina y el colágeno se degradan con más rapidez.
  5. Alimentación: una dieta equilibrada es esencial para aportar a nuestra piel los nutrientes que necesita, mucho más cuando está expuesta a sobreesfuerzos o condiciones ambientales particulares, como ocurre con los deportistas. Para evitar la acción de los radicales libres y el envejecimiento prematuro, es esencial la ingesta de alimentos ricos en vitaminas A, B y C y minerales.
  6. Estrés: es uno de los factores del exposoma que quizá menos se relacionen con la piel, pero tiene su importancia. Niveles elevados de ansiedad provocarán que tu piel esté seca y reactiva, agrava la dermatitis y favorece la aparición de eccemas y pruritos. ¿Hay algo positivo? Sí, que el deporte es una magnífica forma de evitar el estrés.
  7. Falta de sueño: sí, la fatiga se refleja también en nuestra piel. Si eres de lo que no duerme las horas necesarias, no solo tendrás ojeras, tu piel perderá parte de sus defensas frente a los otros factores del exposoma.

Cuida tu piel para mantenerla joven

Como has visto, los factores del exposoma provocan que la piel envejezca y esté mucho más sensible y débil. Ten en cuenta, además, que cuando haces deporte está especialmente expuesta no solo al sol si lo haces al aire libre, también al calor y al sudor.

Por ello es importante que la protejas siempre con productos adecuados, que te hidrates bien, cuides tu alimentación y te olvides de esos hábitos que tanto daño pueden hacerla.

Piensa que tu piel es la que te protege de las agresiones exteriores y la que te da tu apariencia estética. Cuidarla es cuidarte.