Cosmética Cruelty Free, desmontando el mito

El cuatro de octubre es el día Mundial del Animal. Se celebra desde hace casi cien años, sin embargo, es en las últimas décadas cuando esta fecha ha empezado a tomar relevancia. La sociedad es cada vez más sensible a cualquier forma de maltrato animal. A cualquiera, incluso a esa tan innecesaria como es la experimentación en cosmética. Respondiendo a esa sensibilidad nacieron las iniciativas Cruelty Free.

Hoy en día, no es necesario realizar pruebas de laboratorio con animales para la fabricación de productos cosméticos de ninguna clase. Existen métodos alternativos in vitro perfectamente viables, incluso es posible hacer pruebas con piel reconstruida o cultivada expresamente para ello. Sin olvidar, por supuesto, el valiosísimo papel de personas voluntarias para realizar las pruebas.

¿Se siguen realizando pruebas con animales? Lo cierto es que no debería, pero en algunos casos sí. Y en ocasiones el sello que indica  que son productos Cruelty Free puede llevar a equívocos que es importante aclarar.

Existe una normativa europea Cruelty Free

Desde 2013, en la Unión Europea está prohibido poner en el mercado productos cosméticos testados en animales. No solo eso, sino que incluso está prohibido emplear en su fabricación ingredientes que de un modo u otro hayan sido probados en ellos.

De hecho, esta cuestión, la experimentación con animales, ocupa todo un capítulo del Reglamento del Parlamento Europeo y del Consejo que regula la elaboración y venta de este tipo de productos.

En otras palabras: para mantenerse dentro de la legalidad, cualquier producto cosmético que se fabrique o venda dentro de los límites de la UE es Cruelty Free. Este mismo espíritu guía las normativas tanto en países de Latinoamérica como de Estados Unidos. ¿Entonces dónde está el problema y porqué surge la confusión? El origen está en la regulación de esta cuestión en el mercado asiático.

 

Asia y unas regulaciones más laxas

En Asia las normativas son dispares, con un protagonista: China. Hasta hace solo unos años en el país se exigía testar sobre animales para garantizar que los productos cosméticos eran seguros. Y para las marcas extranjeras, esta era una enorme limitación a la hora de vender en uno de los mayores mercados del mundo.

Surgió entonces la voz que pedía que no se adquirieran productos de marcas que comercializaran sus productos en China. Tal vez ese fue el detonante de que hace unos meses el gigante asiático eliminara los requisitos obligatorios de experimentación en animales para los cosméticos considerados generales (geles, champús, cremas corporales, etc.), importados.

 Se abría así la puerta a los cosméticos fabricados más allá de sus fronteras con criterios Cruelty Free. ¿Significa el fin del testeo en animales? Realmente no. Hay que tener en cuenta que ese cambio de modificación afecta solo a los productos importados y no a todos los que podrían entrar en la categoría de “cosméticos”. 

Y ahí está la rendija que aprovechan algunas empresas que, teóricamente, solo fabrican y comercializan en China. De un modo u otro, consiguen que sus productos burlen los controles y lleguen a mercados extranjeros.

Cosmética segura

Esa confusión y esas diferentes normativas han llevado a grandes y pequeñas marcas de cosméticos promover a los cuatro vientos que son Cruelty Free e incluso muestran sellos y avales para dar fe de ello. ¿Es necesario? Si se adquieren los productos por los cauces comerciales legales, no.

Ya hemos señalado que, por ley, cualquier producto cosmético que se comercialice en la Unión Europea debe garantizar que no se testa con animales en ninguna fase de su producción ni se emplean ingredientes que se hayan probado con ellos. De modo que cualquier sello o garantía Cruelty Free realmente es innecesaria.

Es aquí donde entrarían las estrategias de marketing. Muy efectivas y, cada vez más, también muy lucrativas. Esa conciencia social cada vez mayor hace que muchos consumidores rechacen directamente cualquier producto cosmético que no lleve ese sello. Y no solo comprar, sino que incluso están dispuestos a pagar más por productos cosméticos Cruelty Free

Sin embargo, es importante que como consumidor sepas que cualquier producto cosmético que adquieras por cauces legales en Europa se ha fabricado evitando la experimentación animal. En ese sentido, los productos HOH son, como no podía ser de otra forma, Cruelty Free y, dando un paso más allá, aptos para veganos.